Muchas veces no nos damos cuenta y nos vamos "acelerando","es que estoy muy pillado de tiempo" es una frase muy común, y qué decir de "es que tengo un estrés!". Pero no paramos, todo es muy importante, muy urgente;no nos damos cuenta de que lo verdaderamente importante somos nosotros mismos. Ese no parar tiene sus consecuencias, que acaban pagando precisamente las personas que tenemos más cerca sean o no "culpables". Todo esto se va convirtiendo en una gran bola de nieve que crece mientras le damos la espalda y acaba por atraparnos.
Cada uno tiene sus remedios, ya sea pescar o hacer punto de cruz; el mío es ir en moto. Arranco la moto, me doy un paseo y vuelvo nuevo. Ir en moto requiere concentración, sinó estás pendiente te la pegas seguro, y el suelo está durísimo!
Sobre todo me gusta tomar carreteras con curvas, donde lo importante no es la velocidad, sino la pericia y la concentración. He tenido moto desde los 12 años, tengo muchos kilómetros y he conducido todo tipo de motos, sin embargo soy un piloto de trail, me gusta meterme por todos los sitios y ver lo que se oculta tras esa curva o ese camino de tierra. Antes no me tiraba en las curvas, pero desde que tengo esta moto y gracias también a las clases magistrales en vivo que me da un motero muy especial, tengo cada vez un paso por curva más rápido.
No es que piense competir, no tengo edad. No estoy loco, sé que debo tener muchísimo cuidado. Pero tomar así las curvas requiere toda mi atención, me voy examinando yo sólo. Si me equivoco de trayectoria o de frenada me "riño". Además en moto el chásis soy yo, y un pequeño error que en coche ni lo notas te puede costar la vida.
El otro día sentí la llamada de la selva, dejé a los niños en el cole, me puse la ropa de marciano y me fui. Se me había ocurrido ir tomando nota de la hora de paso por los pueblos para tener datos exactos de lo que se tarda en llegar. No es que me esté volviendo majara, eso ya lo estaba de antes, es porque toda o parte de esta ruta la haré con mis moteros de plástico.
Salí a las 09:15 en dirección a Paterna, el día era perfecto, sin viento ni nubes a excepción de unas pequeñas y bajas producto de la humedad.
Al llegar a Alcalá( sobre las 09:45) paré para hacer una foto del puente de piedra por el que se pasa, lo abré pisado tantas veces y hasta hoy no lo había visto!
Llegué a Puerto Gális sin cruzarme con nadie, ¡que distinto de cualquier sábado donde parece que estás en un circuíto!
De camino a Ubrique recordaba que había una pequeña ermita abandonada, me parece que ahora ya tiene dueño.
La carretera es más hermosa de lo que recordaba, las vistas espectaculares y el olor a madera intenso! lo que no ha cambiado son los quitamiedos con tela metálica.
Desde el cruce con la carretera de Cortes he visto Ubrique como nunca antes, siempre me había parecido el menos "blanco" de todos los pueblos blancos, estaba equivocado!
Las montañas ya están aquí, empiezo a subir hacia Benaocaz y su singular "torre" que protege su entrada.
El verde del campo me lleva a Asturias, en la costa todavía tenemos los tonos marrones y secos del verano.
La manga queda atrás, la recta que la recorre es especial como los quesos de aquí. No tengo más remedio que parar a comprar uno.
Al principio de la manga descubro un arbol del bosque tenebroso de Blancanieves. Es magia, he pasado muchas veces por aquí y jamás lo había visto!
En Grazalema veo la otra cara de las montañas y el efecto que tienen sobre las nubes ¡las han desecho en hilos!
Tomo la carretera que va al valle de Gaidóvar, una inmensa bajada seguida de una carretera hasta Zahara de curvas rapidísimas y buen asfalto.Tras pasar bajo la torre de Zahara(en dirección de nuevo a Grazalema, pero ahora por el Puerto de las Palomas) me recreo en el turquesa de las aguas de su embalse, propias del mar Caribe.
Ya veo el Puerto de las Palomas! el asfalto ondulado y la pendiente me hacen ir en marchas cortas, restos de derrumbes y la presencia de abetos me hablan de la dureza de estas alturas.
La altiva torre de Zahara pasa desapercibida desde esta altura. Tambien nosotros nos creemos importantes hasta que la vida nos demuestra cual es nuestro verdadero tamaño.
El frio es intenso a pesar de la ropa de moto, son 1357 metros de altura! la vista es espléndida! Qué diferente se ve ahora la carretera, parece la cuerda que un niño tiró al suelo!
De camino a Benamahoma voy viendo el avance del otoño, hojas que al secarse toman tonos dorados y pardos. En El Bosque paro para repostar y tomar café(el frío se me ha metido en los huesos) Al salir de El Bosque tomo una carretera que va a Algar. ¡Qué acierto! la carretera de sólo 17 kilómetros es adictiva, curvas lentas y rápidas, subidas y bajadas, es una montaña rusa!
Al pasar junto al embalse de Guadalcacín recuerdo una pista que va hasta la orilla, está ocupada por ganado bravo, mejor no molestar!
Pero ha merecido la pena! me siento cien años más joven!